Viajar por Palestina era muy difícil en el pasado: la mayoría de los peregrinos viajaban a pie, ya que solo los ricos tenían animales. Además, las rutas estaban expuestas a diversos peligros, como bandidos y depredadores, así como a la sed y el hambre. Sin embargo, algunos peregrinos no se conformaron con hacer frente a estos peligros, sino que optaron por ayunar durante su peregrinación por un período de entre 15 y 20 días, algunos de ellos se agudizaron y otros llevaban consigo solo un poco de pan y verduras y una pequeña cantidad de dinero. En cuanto a cuando llegaban al lugar de culto, solían ofrecer ofrendas y pasar la noche en oración.

La Iglesia ha abandonado todos los estamentos o cuasi estamentos que se seguían en el pasado durante la peregrinación, ya que su énfasis está en el camino espiritual del creyente. Sin embargo, se observa que muchos cristianos que visitan santuarios de santos o iglesias famosas tienden a tocar las piedras del lugar y besar las reliquias expuestas, algunos de ellos incluso se limpian los ojos con polvo, se ponen aceite sagrado en el cuerpo o beben del agua del lugar. También están los que van al lugar a bautizar a sus hijos. Con todo esto, no debemos olvidar la base de la peregrinación, como lo expresó el Papa Francisco al decir: "La peregrinación es una experiencia de misericordia, de compartir y de solidaridad con quien hace el mismo camino".